lunes, 23 de febrero de 2015

No somos víctimas de la lactancia materna. (Irene Álvarez)

Igual llego tarde a opinar del tema, pero como dice mi madre “todos los santos tienen octava”, así que, me voy a permitir dar mi opinión al respecto del libro “Víctimas de la lactancia materna. Ni dogmatismos ni trincheras” que tanto revuelo está causando en redes sociales y grupos de lactancia.


Para quien no me conozca soy madre de dos niñas y la primera nació por cesárea de urgencia a las 26 semanas de gestación con 800 gramos de peso. Esta situación nos llevó a estar hospitalizadas durante tres meses y medio y a un inicio de la lactancia un tanto especial.

Aclaro esto porque durante nuestra estancia en el hospital y desde el primer día, todo el personal sanitario que me rodeaba me hablaba de los beneficios de la lactancia materna y más aún en nuestra especial situación. Me animaron a extraerme leche con un sacaleches propiedad del hospital para después congelarla y así poderla suministrar a mi bebé cuando pudiese tolerarla. Sin embargo, llegado el momento de la verdad, el momento de amamantar directamente de mi pecho, fue otro cantar.

Ni enfermeras, ni pediatras (no así las estudiantes de último año, que me comentaban lo difícil que era cambiar patrones establecidos en torno a la lactancia en el entorno hospitalario) me animaron a seguir. Mi bebé era pequeño (1500 gramos), se cansaba de mamar y no se alimentaba bien. Según su criterio debía darle fórmula y “aceptar” que los grandes prematuros no tienen lactancias exitosas y no maman de sus madres.
Yo no opinaba así. Estaba informada y tenía seguridad en lo que hacía así que, me fui enfrentando a todos los estamentos que se interponían en mi camino hasta lograr mi objetivo.
Dicho todo esto, que un pediatra, que por otra parte no sabe más de lactancia que una madre experimentada o una asesora de lactancia en muchos casos, ya que no es una asignatura que se estudie en la carrera de pediatría, afirme cosas como:

La leche materna es el "patrón oro" para los primeros meses de vida, pero son muchas las madres e hijos que son "víctimas de la lactancia materna mal entendida". Son presionadas para amamantar aunque tengan hipogalactia, grietas en el pezón, etc. Incluso les plantean di¬lemas morales para su reincorporación a la vida laboral. Es una falta de respeto y tienen que soportar el calificativo de "malas madres" a aquellas que optan por la Lactancia Artificial.
Puede que alguna madre se haya sentido así, no lo dudo en absoluto. Pero desde luego el problema es el mal profesional que presiona y no apoya. Si hay grietas en el pezón y recomiendan pezoneras, cremas o cualquier otro remedio pero no buscan la causa de la grieta asumiendo que es “algo que ocurre” en la lactancia están siendo malos profesionales. Las grietas se suelen producir por un mal agarre o una mala postura.

La hipogalactia puede darse en algunos casos pero desde que estoy en el mundo de la lactancia como asesora y antes como madre informada me he ido encontrando más madres desinformadas y desatendidas que "hipogalácticas" reales así que, no sé si alguna madre "hipogaláctica" se habrá sentido presionada, pero madres que no han sido correctamente asesoradas y esperan tener litros de leche al segundo día de dar a luz sí que he conocido y claro, de ahí a auto calificarse de madre sin leche, hay un paso y muy pequeño.

Lo  de los dilemas morales me suena a algo rancio y de otro siglo. No hay dilema moral. Lo que hay es un deseo de estar con su hijo, una necesidad de parar el tiempo y disfrutar de todas las sensaciones que ofrece la maternidad y pocas ganas de volver a un mundo de prisas, objetivos, horarios y poca comprensión, si no ninguna, de lo que implica y significa una maternidad consciente en un mundo laboral que no ofrece una conciliación real de una situación, a veces única en la vida de una mujer,
que merece ser respetada como algo casi sagrado por lo que supone para la especie humana, ¿o acaso los varones que dirigen empresas nacieron de un huevo o una semilla plantada en la tierra? No.
Nacieron de un útero que los acogió durante nueve meses y que pertenecía a una mujer. Sin embargo, a la mujer se la juzga por no querer volver a ese mundo, y se la llama mala profesional, mala mujer, mujer retrograda, mantenida y otra sarta de estupideces de otro siglo que no hacen sino aumentar la brecha entre la maternidad y el desarrollo profesional y personal y la estigmatización de una situación natural como es la maternidad en el género femenino.

Llamar mala madre a la que opta por no volver al trabajo, como a la que lo hace, como a la que decide dar el biberón es tan absurdo que me lleva a pensar que el termino mala madre nos suena tan bien que no sabemos muy bien cuando dejar de usarlo no sea que ya no esté de moda. Las malas madres no existen. Las malas madres, incluso esas que abandonan o se deshacen de sus hijos, son madres sin recursos, sin herramientas, sin información o sin apoyo, pero malas, malas, no se… me resulta un término tan vago…

Siguiendo con las afirmaciones de la contraportada del libro nos encontramos con que
La LM Prolongada está generando muchos ingresos en los Hospitales por desmedro. No es lo mismo dar pecho tres meses que darlo durante seis y no digamos nada si se prolonga por encima del año de vida. Por poder hacerse, puede hacerse. Pero ¿es bueno o malo para los niños? ¿Acaso un niño de dos años de edad medio desnutrido, con estigmas raquíticos y anémico, no es una "víctima" del actual dogmatismo?
Y eso sin hablar de los complejos de Edipo severos que están aflorando ante amamantamientos tan prolongados. En contra de las recomen-daciones actuales, considero que en los países desarrollados el destete total o parcial debe hacerse a los cuatro meses de vida. A partir de ese momento llega la primera papilla de cereales y progresivamente de fru¬ta, verduras etc. Si el destete es más tardío, casi siempre hay problemas con las papillas y eso conduce inevitablemente a carencias nutricionales y a convertir a esos niños en "victimas" del actual dogmatismo.
Para empezar habría que definir qué es la lactancia prolongada porque recordemos que la lactancia no es una obligación sino una recomendación de la OMS en cuanto a la alimentación infantil de bebes y más allá una opción de cada madre, de manera que, ¿cómo definir qué es una lactancia prolongada?

Para mí, y esto es una apreciación personal y subjetiva, la lactancia no es prolongada o no. La lactancia es una opción de alimentación que se combina con ingesta de alimentos sólidos y líquidos de otra índole cuando el bebé está preparado para ello y así lo manifiesta.
Lo de si es malo o no para los niños es como preguntar si es malo o no darles leche de vaca a partir de los 6 meses. Ah, no, que eso no se cuestiona porque está científicamente probado que es ¡buenísimo!

Y que haya niños desnutridos de dos años pues no lo dudo pero me cuesta creer que tenga que ver con madres que den la teta a sus hijos con esa edad, la verdad.

La última parte del alegato en pro de una lactancia materna no más allá de los cuatro meses es que la lactancia prolongada provoca complejos de Edipo (¿?) y que un destete tardío presenta problemas con las papillas que derivan en problemas nutricionales.

Bueno, respecto a los complejos de Edipo no voy a comentar mucho ya que desconozco si este señor
ha hecho estudios con masas críticas e importantes de población masculina amamantada más allá de los cuatro meses que tengan dicho complejo y si es así pues que saque los informes pertinentes, si no, que no invente y cree más mitos, que la lactancia ya tiene una buena colección como para aumentar más el número de mitos y sandeces dichas de la lactancia.

El tema de las papillas me toca de lleno. Mi hija mayor, la gran prematura, estuvo intubada casi los tres meses de hospitalización. Eso produjo daños en la tráquea. Sin embargo yo amamanté en contra de todo pronóstico de pediatras y enfermeras, matronas y demás personal del hospital durante dos años y medio, ¡y di papillas y comida solida sin problemas!

Mi hija pequeña, de 18 meses, quiso comenzar a probar comida con 5 meses y medio y ha tomado pecho mientras comía pan, arroz, pasta y todo lo que pudiese coger con la mano, de manera que dicha evidencia científica creo que obedece más a una mala o errónea introducción de la alimentación en los niños menores de un año, que no tienen por qué tomar papillas si no quieren y los obligamos. Cuando el niño está acostumbrado a tragar sin masticar queremos que mastique y claro, se niega. ¿La culpa? Según este pediatra de la lactancia prolongada. ¡Lógico!

Una vez analizado el texto de la contraportada puedo imaginarme cómo será el libro en su interior y como madre lactante que he sido y soy aún y con la experiencia vital que me ha tocado mi opinión es que puede que haya madres hipogalácticas, puede que haya madres con grietas, niños que no comen papillas y todo eso que comenta este señor pero también hay madres desinformadas, pediatras y matronas que aún te dicen que la lactancia es “a demanda” pero las horas para darla son las 9, las 12 y las 15 de la tarde, pediatras que te miran en la consulta mientras amamantas a tu hija de 18 meses y te dicen “ya no sacará nada, si no tendrás”, cuando si supieran algo de lactancia sabrían que mientras el niño succiona se sigue manteniendo la producción de leche puesto que es él con su succión quien estimula dicha producción, matronas y enfermeras que te dicen que vas a causarle un mal a tu hija por querer darle leche materna cuando ha sido prematura extrema, y lo que necesita es leche reforzada de fórmula para que engorde, obviando que la leche materna se adapta a la edad del bebé, y la que producimos las madres de prematuros tiene un índice más alto de proteínas y nutrientes precisamente para alimentar a un bebé que necesita más aporte proteínico, y así un sinfín de afirmaciones que no hacen sino confundir más a las madres que quieren una lactancia materna y no la consiguen por no estar informadas, bien informadas, y asesoradas y apoyadas por personal especializado que aporte sus conocimientos y de su apoyo en una situación tan delicada como es un postparto y un inicio a la lactancia.

La lactancia no es fácil, a veces no lo es. Pero se puede si se quiere. Lo sé de primera mano pues conseguí quitar a mi hija el biberón después de tres meses de hospitalización y tener lactancia materna exclusiva al menos 6 meses. La cuestión aquí no es si se puede o no, si se quiere o no, que eso es una decisión de la madre respetable al 100%. La cuestión aquí es que como profesional que es de la medicina especializado en pediatría debería dar información veraz y contrastada, con estudios serios y si procede, testimonios de madres que hayan pasado todo el cuadro que él comenta y no inferir opiniones, imaginarse casos o deducir, según sus creencias personales, lo que ocurre en una lactancia prolongada.

No señor pediatra. No puede usted contarnos lo que piensa u opina y revestirlo de opinión científica, de verdad de pediatra, porque no lo es. Es su opinión. Respetable aunque no compartida por muchas madres, pero al fin y al cabo la suya, repito, opinión, que no Verdad Absoluta, ni estudio contrastado ni evidencia científica alguna.

Irene Alvarez